Introducción

Las copias de seguridad del sistema son con frecuencia el único mecanismo de recuperación que poseen los administradores para restaurar una máquina que por cualquier motivo - no siempre se ha de tratar de un pirata que borra los discos - ha perdido datos. Por tanto, una correcta política para realizar, almacenar y, en caso de ser necesario, restaurar los backups es vital en la planificación de seguridad de todo sistema.

Asociados a los backups suelen existir unos problemas de seguridad típicos en muchas organizaciones. Por ejemplo, uno de estos problemas es la no verificación de las copias realizadas: el administrador ha diseñado una política de copias de seguridad correcta, incluso exhaustiva en muchas ocasiones, pero nadie se encarga de verificar estas copias...hasta que es necesario restaurar ficheros de ellas. Evidentemente, cuando llega ese momento el responsable del sistema se encuentra ante un gran problema, problema que se podría haber evitado simplemente teniendo la precaución de verificar el correcto funcionamiento de los backups; por supuesto, restaurar una copia completa para comprobar que todo es correcto puede ser demasiado trabajo para los métodos habituales de operación, por lo que lo que se suele hacer es tratar de recuperar varios ficheros aleatorios del backup, asumiendo que si esta recuperación funciona, toda la copia es correcta.

Otro problema clásico de las copias de seguridad es la política de etiquetado a seguir. Son pocos los administradores que no etiquetan los dispositivos de backup, algo que evidentemente no es muy útil: si llega el momento de recuperar ficheros, el operador ha de ir cinta por cinta (o disco por disco, o CD-ROM por CD-ROM...) tratando de averiguar dónde se encuentran las últimas versiones de tales archivos. No obstante, muchos administradores siguen una política de etiquetado exhaustiva, proporcionando todo tipo de detalles sobre el contenido exacto de cada medio; esto, que en principio puede parecer una posición correcta, no lo es tanto: si por cualquier motivo un atacante consigue sustraer una cinta, no tiene que investigar mucho para conocer su contenido exacto, lo que le proporciona acceso a información muy concreta (y muy valiosa) de nuestros sistemas sin ni siquiera penetrar en ellos. La política correcta para etiquetar los backups ha de ser tal que un administrador pueda conocer la situación exacta de cada fichero, pero que no suceda lo mismo con un atacante que roba el medio de almacenamiento; esto se consigue, por ejemplo, con códigos impresos en cada etiqueta, códigos cuyo significado sea conocido por los operadores de copias de seguridad pero no por un potencial atacante.

La ubicación final de las copias de seguridad también suele ser errónea en muchos entornos; generalmente, los operadores tienden a almacenar los backups muy cerca de los sistemas, cuando no en la misma sala. Esto, que se realiza para una mayor comodidad de los técnicos y para recuperar ficheros fácilmente, es un grave error: no hay más que imaginar cualquier desastre del entorno, como un incendio o una inundación, para hacerse una idea de lo que les sucedería a los backups en esos casos. Evidentemente, se destruirían junto a los sistemas, por lo que nuestra organización perdería toda su información; no obstante, existen voces que reivindican como correcto el almacenaje de las copias de seguridad junto a los propios equipos, ya que así se consigue centralizar un poco la seguridad (protegiendo una única estancia se salvaguarda tanto las máquinas como las copias). Lo habitual en cualquier organización suele ser un término medio entre ambas aproximaciones: por ejemplo, podemos tener un juego de copias de seguridad completas en un lugar diferente a la sala de operaciones, pero protegido y aislado como esta, y un juego para uso diario en la propia sala, de forma que los operadores tengan fácil la tarea de recuperar ficheros; también podemos utilizar armarios ignífugos que requieran de ciertas combinaciones para su apertura (combinaciones que sólo determinado personal ha de conocer), si decidimos almacenar todos los backups en la misma estancia que los equipos.

Por último, >qué almacenar? Obviamente debemos realizar copias de seguridad de los archivos que sean únicos a nuestro sistema; esto suele incluir directorios como /etc/, /usr/local/ o la ubicación de los directorios de usuario (dependiendo del Unix utilizado, /export/home/, /users/, /home/...). Por supuesto, realizar una copia de seguridad de directorios como /dev/ o /proc/ no tiene ninguna utilidad, de la misma forma que no la tiene realizar backups de directorios del sistema como /bin/ o /lib/: su contenido está almacenado en la distribución original del sistema operativo (por ejemplo, los CD-ROMs que utilizamos para instalarlo).
© 2002 Antonio Villalón Huerta