IDSes basados en máquina

Como antes hemos comentado, un sistema de detección de intrusos basado en máquina (host-based IDS) es un mecanismo que permite detectar ataques o intrusiones contra la máquina sobre la que se ejecuta.

Tradicionalmente, los modelos de detección basados en máquina han consistido por una parte en la utilización de herramientas automáticas de análisis de logs generados por diferentes aplicaciones o por el propio kernel del sistema operativo, prestando siempre especial atención a los registros relativos a demonios de red, como un servidor web o el propio inetd, y por otra - quizás no tan habitual como la anterior - en el uso de verificadores de integridad de determinados ficheros vitales para el sistema, como el de contraseñas; no obstante, desde hace unos años un tercer esquema de detección se está implantando con cierta fuerza: se trata de los sistemas de detección, honeypots o tarros de miel.

El análisis de logs generados por el sistema (entendiendo como tales no sólo a los relativos al núcleo, sino también a aquellos de aplicaciones nativas de cada Unix, como syslogd) varía entre diferentes clones de Unix por una sencilla razón: cada uno de ellos guarda la información con un cierto formato, y en determinados ficheros, aunque todos - o casi todos - sean capaces de registrar los mismos datos, que son aquellos que pueden ser indicativos de un ataque. La mayor parte de Unices son capaces de registrar con una granularidad lo suficientemente fina casi todas las actividades que se llevan a cabo en el sistema, en especial aquellas que pueden suponer - aunque sea remotamente - una vulneración de su seguridad; sin embargo, el problema radica en que pocos administradores se preocupan de revisar con un mínimo de atención esos logs, por lo que muchos ataques contra la máquina, tanto externos como internos, y tanto fallidos como exitosos, pasan finalmente desapercibidos. Aquí es donde entran en juego las herramientas automáticas de análisis, como swatch o logcheck; a grandes rasgos, realizan la misma actividad que podría ejecutar un shellscript convenientemente planificado que incluyera entre sus líneas algunos grep de registros sospechosos en los archivos de log.

>A qué entradas de estos ficheros debemos estar atentos? Evidentemente, esto depende de cada sistema y de lo que sea `normal' en él, aunque suelen existir registros que en cualquier máquina denotan una actividad cuanto menos sospechosa. Esto incluye ejecuciones fallidas o exitosas de la orden su, peticiones no habituales al servicio SMTP (como vrfy o expn), conexiones a diferentes puertos rechazadas por TCP Wrappers, intentos de acceso remotos como superusuario, etc; si en la propia máquina tenemos instalado un cortafuegos independiente del corporativo, o cualquier otro software de seguridad - uno que quizás es especialmente recomendable es PortSentry -, también conviene estar atentos a los logs generados por los mismos, que habitualmente se registran en los ficheros normales de auditoría del sistema (syslog, messages...) y que suelen contener información que con una probabilidad elevada denotan un ataque real.

Por otra parte, la verificación de integridad de archivos se puede realizar a diferentes niveles, cada uno de los cuales ofrece un mayor o menor grado de seguridad. Por ejemplo, un administrador puede programar y planificar un sencillo shellscript para que se ejecute periódicamente y compruebe el propietario y el tamaño de ciertos ficheros como /etc/passwd o /etc/shadow; evidentemente, este esquema es extremadamente débil, ya que si un usuario se limita a cambiar en el archivo correspondiente su UID de 100 a 000, este modelo no descubriría el ataque a pesar de su gravedad. Por tanto, parece obvio que se necesita un esquema de detección mucho más robusto, que compruebe aparte de la integridad de la información registrada en el inodo asociado a cada fichero (fecha de última modificación, propietario, grupo propietario...) la integridad de la información contenida en dicho archivo; y esto se consigue muy fácilmente utilizando funciones resumen sobre cada uno de los ficheros a monitorizar, funciones capaces de generar un hash único para cada contenido de los archivos. De esta forma, cualquier modificación en su contenido generará un resumen diferente, que al ser comparado con el original dará la voz de alarma; esta es la forma de trabajar de Tripwire, el más conocido y utilizado de todos los verificadores de integridad disponibles para entornos Unix.

Sea cual sea nuestro modelo de verificación, en cualquiera de ellos debemos llevar a cabo inicialmente un paso común: generar una base de datos de referencia contra la que posteriormente compararemos la información de cada archivo. Por ejemplo, si nos limitamos a comprobar el tamaño de ciertos ficheros debemos, nada más configurar el sistema, registrar todos los nombres y tamaños de los ficheros que deseemos, para después comparar la información que periódicamente registraremos en nuestra máquina con la que hemos almacenado en dicha base de datos; si existen diferencias, podemos encontrarnos ante un indicio de ataque. Lo mismo sucederá si registramos funciones resumen: debemos generar un hash inicial de cada archivo contra el que comparar después la información obtenida en la máquina. Independientemente de los contenidos que deseemos registrar en esa base de datos inicial, siempre hemos de tener presente una cosa: si un pirata consigue modificarla de forma no autorizada, habrá burlado por completo a nuestro sistema de verificación. Así, es vital mantener su integridad; incluso es recomendable utilizar medios de sólo lectura, como un CD-ROM, o incluso unidades extraíbles - discos o disquetes - que habitualmente no estarán disponibles en el sistema, y sólo se utilizarán cuando tengamos que comprobar la integridad de los archivos de la máquina.

Por último, aunque su utilización no esté tan extendida como la de los analizadores de logs o la de los verificadores de integridad, es necesario hablar, dentro de la categoría de los sistemas de detección de intrusos basados en máquina, de los sistemas de decepción o honeypots. Básicamente, estos `tarros de miel' son sistemas completos o parte de los mismos (aplicaciones, servicios, subentornos...) diseñados para recibir ciertos tipos de ataques; cuando sufren uno, los honeypots detectan la actividad hostil y aplican una estrategia de respuesta. Dicha estrategia puede consistir desde un simple correo electrónico al responsable de la seguridad de la máquina hasta un bloqueo automático de la dirección atacante; incluso muchos de los sistemas - la mayoría - son capaces de simular vulnerabilidades conocidas de forma que el atacante piense que ha tenido éxito y prosiga con su actividad, mientras es monitorizado por el detector de intrusos.

El concepto teórico que está detrás de los tarros de miel es el denominado `conocimiento negativo': proporcionar deliveradamente a un intruso información falsa - pero que él considerará real - de nuestros sistemas, con diferentes fines: desde poder monitorizar durante más tiempo sus actividades, hasta despistarlo, pasando por supuesto por la simple diversión. Evidentemente, para lograr engañar a un pirata medianamente experimentado la simulación de vulnerabilidades ha de ser muy `real', dedicando a tal efecto incluso sistemas completos (denominados 'máquinas de sacrificio'), pero con atacantes de nivel medio o bajo dicho engaño es muchísimo más sencillo: en muchos casos basta simular la existencia de un troyano como BackOrifice mediante FakeBO (http://cvs.linux.hr/fakebo/) para que el pirata determine que realmente estamos infectados e intente utilizar ese camino en su ataque contra nuestro sistema.

Algunos sistemas de decepción no simulan vulnerabilidades tal y como habitualmente se suele entender este concepto; dicho de otra forma, su objetivo no es engañar a un atacante durante mucho tiempo, proporcionándole un subentorno en el sistema que aparente de forma muy realista ser algo vulnerable, sino que su `decepción' es bastante más elemental: se limitan a presentar un aspecto (quizás deberíamos llamarle interfaz) que parece vulnerable, pero que cualquier aprendiz de pirata puede descubrir sin problemas que no es más que un engaño. >Dónde está entonces la función de estos sistemas, denominados en ocasiones `detectores de pruebas'? Por norma, su tarea es recopilar información del atacante y del ataque en sí; por ejemplo, ya que antes hemos hablado de FakeBO, podemos imaginar un programa que se encargue de escuchar en el puerto 31337 de nuestro sistema - donde lo hace el troyano real - y, cada vez que alguien acceda a él, guardar la hora, la dirección origen, y los datos enviados por el atacante. En realidad, no es una simulación que pueda engañar ni al pirata más novato, pero hemos logrado el objetivo de cualquier sistema de detección de intrusos: registrar el ataque; además, también se puede considerar un honeypot, ya que simula un entorno vulnerable, aunque sólo logre engañar a nuestro atacante durante unos segundos. De cualquier forma, es necesario indicar que en algunas publicaciones (como [Gra00]) se diferencia a los sistemas de decepción `completos' de estos mecanismos de engaño simple, aunque a todos se les englobe dentro del conjunto denominado honeypots.

Hemos revisado en este punto las ideas más generales de los sistemas de detección de intrusos basados en host; aunque hoy en día los que vamos a describir a continuación, los basados en red, son con diferencia los más utilizados, como veremos más adelante todos son igualmente necesarios si deseamos crear un esquema de detección con la máxima efectividad. Se trata de niveles de protección diferentes pero que tienen un mismo objetivo: alertar de actividades sospechosas y, en algunos casos, proporcionar una respuesta automática a las mismas.
© 2002 Antonio Villalón Huerta